Genesis Yasmin Zacarias Castro 

Nutricionista

La fiebre es una respuesta adaptativa y síntoma común en muchas enfermedades, ya que es utilizada en casi todos los vertebrados como parte de una reacción ante la respuesta del sistema inmune. Y podría ser el síntoma más recuente en los niños, por ende es uno de los motivos más comunes para buscar atención médica especialmente entre los 3 a 36 meses de vida.  

Es muy importante erradicar muchas creencias sobre la relación de la fiebre con enfermedades graves, pues causa incertidumbre y miedo en los padres al enfrentarse con un niño febril. En base a esto, es indispensable que el profesional de salud brinde consejos esclareciendo que la fiebre no es perjudicial para el niño, simplemente es un mecanismo de defensa del sistema inmune que lucha por defender nuestro cuerpo. Por todo ello es de gran utilidad comprender el concepto de fiebre y su etiología fundamental para racionalizar el tratamiento y evitar así el abuso de fármacos; los antipiréticos son uno de los grupos de fármacos más consumidos y es importante mencionar que, al igual que otros fármacos no están carentes de efectos secundarios, enfatizando que deben ser prescritos por un profesional de salud.

La fiebre puede ser definida como la temperatura corporal por encima de lo normal, la cual puede variar según el sitio de medición: rectal por encima de 38°C, oral por encima de 37.8°C y axilar por encima de 37.2°C. La temperatura corporal promedio es de 37°C y en condiciones normales puede fluctuar durante el día desde una cifra baja como 36.1°C en la mañana (5 a.m.) hasta 38°C en la tarde. Elevaciones moderadas que van hasta 38.5°C pueden ser causadas por ejercicio, exceso de abrigo, tiempo caluroso o alimentos o bebidas calientes. Si al momento de evaluar un paciente se sospecha una de estas causas, se corrige y se vuelve a medir la temperatura después de media hora. 

Para el manejo del niño febril se debe obtener una correcta historia y examen clínico los cuales son absolutamente indispensables ante la búsqueda sistémica de los focos infecciosos. El objetivo del tratamiento debe ser mejorar el malestar asociado a la fiebre y no simplemente disminuir la temperatura, creando esto último una falsa sensación de seguridad o control ante la infección.

Existen diferentes medidas que se deben conocer cuando se trata a un niño febril. La efectividad de estas medidas no está comprobada pero tampoco son perjudiciales, ya que se debe tener en cuenta que se pretende alcanzar la comodidad en el niño. Es importante mencionar que estas medidas deberán utilizarse siempre y cuando no provoquen malestar en el paciente o en niños que no se les pueda administrar antipiréticos

A continuación se detallan algunas de las medidas:

  • Administrar líquidos en abundancia para evitar deshidratación
  • No utilizar demasiada ropa que impida la disipación del calor, de lo contrario continuaría aumentando la temperatura corporal. 
  • No utilizar agua fría porque provocaría un efecto adverso en lo que se pretende; el agua fría da lugar a la vasoconstricción y escalofríos elevando así la temperatura corporal. 
  • No se debe utilizar alcohol como método de enfriamiento porque podría causar intoxicación al absorberse. 

En cuanto al tratamiento farmacológico no siempre es necesario en un niño febril, ya que como se ha mencionado antes se busca la comodidad del paciente y no es necesario administrarlo si el niño se encuentra bien. 

En caso de ser necesarios los fármacos, es indispensable elegir siempre el más adecuado para cada persona en función de sus características individuales, teniendo en cuenta factores tales como edad y presencia o no de otras patologías. Los antipiréticos de primera elección pueden ser los siguientes: Paracetamol/Acetaminofén e Ibuprofeno.

Es importante mencionar que, el acetaminofén puede estar combinado con clorfeniramina (antihistamínico), convirtiéndose en una fórmula más compuesta para lograr un tratamiento efectivo en pacientes con congestión nasal o rinorrea, también aliviando el dolor, malestar general y síntomas asociados de la gripe o resfriados, reduce la fiebre, previene estornudos, y lagrimeo ocular, .    

Es importante acudir al profesional de la salud si el niño se presenta alguna de las siguientes:

  • Su niño es menor de 3 meses y tiene temperatura menor 38
  • Su niño esta letárgico o irritable o si ha tenido fiebre por más de 3 días
  • Su niño se queja de dolor de garganta o muestra signos de dolor de oído 
  • Su niño tiene síntomas adicionales como dolor abdominal o dolor para orinar 
  • Su niño no está tomando líquidos o tiene cantidad disminuida de orina. 
  • Si están preocupados por la respiración, nivel de actividad, ingesta o pérdida de líquidos, tenga o no fiebre 

Fuente

1.Zopfi A. Guía de Práctica Clínica de Diagnóstico y Manejo de la Fiebre en el Paciente Pediátrico. INSN. 2019;: p. 10-15.
2.Correa J. Fiebre en niños. Universidad Pontificia Bolivariana. 2010; 2(1).
3.Gómez A. La fiebre en la edad pediátrica. Pautas de actuación. Elsevier. 2008 Enero; 27(1): p. 53-57.
4.Perez L. Manejo de la fiebre en niños. UC. 2015; 53(1).
5.Sanz F, et al.. Sindrome Febril en pediatria. An Pedatri Contin. 2009; 7(4): p. 196 -204.
6.Ramirez. Avances en la fisiopatología y manejo de la fiebre en niños. Red de Revistas Cientificas de America Latina y el Caribe. 2002; 8(2): p. 73-83.
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