Genesis Yasmin Zacarias Castro 

Nutricionista

Según la Organización Mundial de la Salud –OMS- en 2015 la prevalencia de depresión a nivel mundial representa un 4.4% y la prevalencia de ansiedad asciende a un 3.6% siendo ambos trastornos más frecuentes en las mujeres. En Guatemala se observa una prevalencia de 3.7% y 4.2% de trastornos depresivos y ansiosos, respectivamente; lo cual indica que estos trastornos se sitúan en el primer y segundo lugar dentro de los trastornos mentales que más afectan a la población.

En relación a lo anterior se describe que estos trastornos mentales suponen un importante problema de salud debido a su prevalencia, en consideración con la repercusión sobre la calidad de vida y la estabilidad familiar y social pues la depresión es uno de los principales factores de riesgo de suicidio. A menudo los conceptos de ansiedad y depresión pueden confundirse debido a que presentan con frecuencia un solapamiento entre uno y otro, hecho que se hace más evidente cuando se considera que muchos síntomas tradicionales de depresión también se presentan en ansiedad y viceversa.  

Es así como depresión es definida de forma simple, como una sensación de infelicidad o vacío. La OMS define depresión como un proceso patológico frecuente que se caracteriza por presentar tristeza y falta de interés por las situaciones cotidianas, asociadas a síntomas físicos como fatiga, mialgias, insomnio y dificultad para la concentración, entre otros síntomas.  Y ansiedad puede significar un ánimo transitorio de tensión (sentimiento), un reflejo de la toma de conciencia de un peligro (miedo), un deseo intenso (anhelo), una respuesta fisiológica ante una demanda (estrés) y un estado de sufrimiento mórbido (trastorno de ansiedad).

Estos trastornos mentales pueden ser causados por un proceso multifactorial y complejo cuya probabilidad de desarrollo depende de un amplio grupo de factores de riesgo tales como: genéticos, personales, cognitivos y sociales. 

El manejo de depresión y ansiedad en el adulto debería ser integral con intervenciones psicoterapéuticas, psicosociales y farmacológicas que puedan mejorar el bienestar y la capacidad funcional de los pacientes. Es importante mencionar que se debe aconsejar que a los pacientes con depresión se les recomiende la realización de un mínimo de 150 minutos por semana de ejercicio físico como un hábito de vida saludable; es imprescindible que el paciente esté motivado y la realización de ejercicio sea aceptada por el paciente, acorde a su condición física y ajustada a sus preferencias individuales.

El profesional de salud debe de evaluar el tratamiento adecuado para cada paciente según los beneficios que se esperan alcanzar, los efectos secundarios y el posible retraso del efecto terapéutico. La selección inicial del tratamiento farmacológico deberá basarse principalmente en el perfil de efectos secundarios y su tolerabilidad, la seguridad y las propiedades farmacológicas, así como en otros factores como la respuesta previa al tratamiento, los costes y las preferencias de los pacientes.  Los ISRS son los antidepresivos con mayor evidencia y con mejor balance riesgo/ beneficio, por lo que deberán considerarse la primera elección de tratamiento como Trazadona.

Se evidencia algunos efectos secundarios que pueden evitarse realizando algunas estrategias por parte de los pacientes:

Efecto Adverso:Estrategia para afrontarlo:
Apetito (aumento)Tome una dieta baja en grasas y rica en fibras. Evite alimentos ricos en azúcares o grasas. Aumente la ingesta de líquidos.
MareosLevántese lentamente cuando esté sentado o tumbado.Evite baños o duchas excesivamente calientes. Evite alcohol, ansiolíticos, otras drogas sedativas (marihuana…).
SomnolenciaTome la medicación en dosis única antes de acostarse (consúltelo a su médico/a primero). Si siente somnolencia durante el día no debería conducir ni manejar maquinaria.
Sequedad de bocaAsegure una ingesta regular de líquidos.Reduzca el alcohol y la cafeína (ambos aumentan la pérdida de agua) Utilice chicles, caramelos y gomitas sin azúcar. Si es muy grave, pregunte a su médico/a por la saliva artificial.

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