Genesis Yasmin Zacarias Castro
Nutricionista
En todo el mundo aproximadamente 17 millones de personas mueren cada año por enfermedades cardiovasculares (ECV), lo que representa el 31% de todas las muertes a nivel mundial. Sin embargo, se ha demostrado que entre todos los factores de riesgo modificables de estas enfermedades los niveles séricos elevados de colesterol se asociaron con el mayor riesgo atribuible de aparición de ECV, especialmente en una cardiopatía isquémica.
El colesterol es un componente estructural de las membranas celulares y desempeña un papel integral en la fluidez de las membranas, así también, puede ser transportador de ácidos grasos que son necesarios para la clasificación de proteínas, la señalización celular y la apoptosis. Ya que es una molécula no soluble en agua, el colesterol se transporta en la sangre a través de moléculas colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL-C), colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL-C) y lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL).
Como tal, las partículas de LDL transportan colesterol a los tejidos periféricos y, por lo tanto, si el colesterol LDL está elevado, los lípidos pueden depositarse en la luz arterial, lo que lleva a la formación de placa y al engrosamiento o estrechamiento de los vasos sanguíneos, el sello distintivo de la aterosclerosis, las partículas por ende son denominados “colesterol malo”. Por otro lado, HDL es responsable del transporte inverso de colesterol desde los tejidos periféricos al hígado para la síntesis de ácidos biliares o para la eliminación del colesterol a través de la bilis, denominado “colesterol bueno”.
Con base en lo anterior, LDL ha sido identificado como el principal factor de riesgo de ECV en muchos estudios epidemiológicos e intervencionistas porque el LDL desempeña un papel importante en la formación de depósitos de grasa y colesterol en la pared de las arterias que se acumulan y esto ocasiona estrechamiento, engrosamiento y bloqueo de la luz arterial provocando la falta de sangre principalmente en el corazón.
El colesterol total y el LDL-C son componentes clave de los modelos de predicción del riesgo cardiovascular que se utilizan ampliamente en la práctica clínica para estimar el riesgo de ECV de un individuo y guiar la toma de decisiones clínicas con respecto al inicio del tratamiento con estatinas y otros tratamientos lipídicos. El tratamiento farmacológico de las hipercolesterolemias se basa en el uso de estatinas (Rosuvastatina, Pitavastatina) que ayudan a la disminución de LDL por lo tanto a la reducción de afección cardiovascular ya que reducen la síntesis de colesterol en el hígado, secuestradores de ácidos biliares como Colestiramina resinato que se asocia a la reducción de LDL y disminución de enfermedad cardíaca.
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