Genesis Yasmin Zacarias Castro
Nutricionista
La migraña es un trastorno neurológico (Cefalea Primaria) que se caracteriza por ser episódica y recurrente, se presenta habitualmente con cefalea la cual suele asociarse a hipersensibilidad a los estímulos externos (visuales, olfatorios, auditivos y cutáneos), náuseas y vómitos. Y se considera uno de los principales motivos de la consulta en servicios de Neurología y en clínicas de Medicina General. Cabe agregar que, este trastorno afecta a aproximadamente al 12% de la población mundial, con una mayor tendencia en mujeres que en hombres, y en rango de edad de 30 a 39 años, no obstante, tiende a presentarse en mujeres en etapa posmenopáusica.
Los ataques frecuentes de este trastorno afectan la vida familiar, del mismo modo las relaciones sociales y la vida laboral; esto implica que la persona tiene que hacer un sobreesfuerzo para continuar su rutina a diario, lo cual puede desencadenar depresión o ansiedad. La causa que origina es indeterminada y multifactorial, en la actualidad existe evidencia que demuestra que la fisiopatología de la migraña implica factores de respuesta inmunológica y del estrés oxidativo.
Varios estudios han vinculado los episodios de migraña con el estilo de vida, como la obesidad (IMC mayor a 30) el cual incrementa el riesgo hasta 5 veces, así también hábitos alimentarios. Sin embargo, existen diferentes factores específicos como desencadenantes; tales como:
Relacionados con la comida: Existen algunos alimentos que pueden influir en la aparición de la migraña como son: queso, comida china, chocolate, cítricos, productos lácteos, pescado ahumado, embutidos con contenido de nitratos (salami, salchicha, tocino, jamón), productos con glutamato monosódico, frutos secos, arenques, vinagre, tomates y trigo, además del consumo de alcohol, vino tinto y edulcorantes artificiales como el aspartamo. Por otro lado, el ayuno prolongado puede presentar el mismo efecto.
Causas hormonales: El hecho de que la migraña sea mucho más frecuente entre la población femenina, está determinada por los cambios hormonales asociados con el ciclo menstrual y la menopausia que pueden también provocar ataques. De la misma manera, los anticonceptivos hormonales pueden afectar a estas cefaleas.
Factores físicos: Realizar actividades intensas como el levantamiento de pesas, los esfuerzos importantes y, en ocasiones, hasta el simple hecho de flexionarse o agacharse pueden ser desencadenantes.
Problemas emocionales: El estrés, la depresión, el insomnio, estados de shock pueden igualmente convertirse en precipitantes de la migraña.
Factores ambientales: A menudo la exposición a una luz muy brillante, el sol intenso o los cambios muy bruscos de temperatura o de presión atmosférica pueden afectar considerablemente, al igual que los sonidos agudos y elevados, los olores penetrantes (pintura fresca, productos de limpieza con olores químicos fuertes) o los baños con agua muy caliente.
Cabe recalcar que las recomendaciones de tratamiento para la crisis de migraña se basan como punto de partida en el correcto diagnóstico, atendiendo a los criterios de consenso y con terapias aplicadas de forma individualizada según las condiciones de cada paciente. Hay varios medicamentos disponibles para el tratamiento de la migraña, pero no todos son efectivos para todos los pacientes, ni igualmente efectivos en todos los ataques. Actualmente, el grupo de fármacos agonistas de la serotonina, los denominados Triptanes (Rizatriptan), constituye el pilar de los regímenes terapéuticos.
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