Genesis Yasmin Zacarias Castro
Nutricionista

La adolescencia es una etapa de la vida que está marcada por una serie de eventos que establecen el paso de la niñez a la vida adulta, el cambio físico es el más relevante. Durante esta etapa se da el desarrollo físico relacionado a la imagen corporal y autoestima. Por tal razón, el Acné es un problema de gran impacto psicosocial por la implicación estética, ya que la presencia de lesiones inflamatorias deja secuelas cicatrízales, por ende, el Acné puede desencadenar bromas, comentarios destructivos, apodos y marginación por parte de los compañeros de escuela.

El Acné se define como una afección cutánea que se caracteriza por la presencia de comedones (puntos blancos y negros), pápulas y pústulas que afectan desde la cara (frente, mejillas, nariz, mentón) hasta la parte superior del tronco. Esta enfermedad afecta aproximadamente a un 85% de la población cuya edad se establece en el rango de 12 a 15 años; la prevalencia no es determinada por el estatus socioeconómico, nacionalidad o sexo, no obstante, es más severa en hombres. 

En la actualidad, existen estudios que confirman que la genética se ve relacionada con la aparición de Acné, de la misma forma las personas de piel oscura tienen más tendencia a padecerlo; sin embargo, el ciclo menstrual y el embarazo puede influir en la aparición de esta afección, no obstante, no se ha logrado establecer científicamente si algunos alimentos son importantes en la patogenia del Acné (chocolate, frutos secos, embutidos, o el aporte calórico de la dieta). Cabe agregar que, el clima también es un factor controvertido, ya que la mayoría de los pacientes mejoran durante la temporada del verano, y otros pueden empeorar para padecer el llamado acné Solaris. 

En base con lo anterior, es importante mencionar que esta afección se clasifica en función del tipo de lesión elemental que predomine, el número de lesiones, la gravedad de las mismas y la edad de presentación. Por lo tanto, el objetivo del tratamiento se base en reducir o eliminar las lesiones, mejorar el malestar y el aspecto físico del paciente, evitar las recaídas, prevenir la aparición de cicatrices e hiperpigmentación, reducir el impacto psicológico y mejorar la calidad de vida. 

Las guías de tratamiento para Acné recomiendan el uso de retinoides o peróxido, sin embargo, las recomendaciones y pautas del tratamiento han cambiado en los últimos años, puesto que se ha encontrado nueva información sobre su etiología, así también algunos problemas con respecto a la resistencia antibióticas a nivel mundial. Por tal razón, algunos fármacos ya no se recomiendan, adicionalmente se han incorporado nuevos medicamentos al tratamiento, incluyendo nuevas formulaciones combinadas (Clindamicina + Peróxido de Benzoilo) para lograr la mayor eficacia y evitar el desarrollo de resistencia antimicrobiana, del mismo modo ha generado un tratamiento más eficaz en corto tiempo, que estimula más el apego por parte del paciente.

Por último, es necesario mencionar que el estrés juega también un papel importante, y el uso de cosméticos que no sean elaborados como «libres de grasa», pueden hacer persistir el Acné en pacientes postadolescentes y hacer fracasar cualquier aproximación terapéutica en la que no se tenga en cuenta este factor.

Bibliografía

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