Genesis Yasmin Zacarias Castro
Nutricionista

Se puede definir a la Epilepsia como un padecimiento que afecta al cerebro por lo que las personas son más propensas a tener convulsiones, sin embargo se estima que el 70% de las personas con epilepsia podrían vivir sin complicaciones si se diagnosticaran y trataran adecuadamente.   

Dicha patología se caracteriza por convulsiones recurrentes, que son episodios breves de movimiento involuntario que pueden involucrar una parte del cuerpo (parcial) o todo el cuerpo (generalizado) y en ocasiones acompañan de pérdida de conciencia y control del tracto gastrointestinal. 

Las convulsiones se derivan por descargas eléctricas excesivas de grupos de células cerebrales que pueden originarse en diferentes partes del cerebro, es importante mencionar que pueden ir desde episodios muy cortos de ausencia o de contracciones musculares hasta convulsiones prolongadas y graves, su frecuencia también puede variar desde menos de una al año hasta varias al día.  

Cabe agregar que no siempre se puede observar a una persona tendida en el suelo, estremeciéndose o temblando puesto que algunas veces estos dos últimos no suceden (mayormente en niños), ya que las convulsiones pueden ser distintas en cada persona, tales como: temblor recurrente total o parcial del cuerpo, mirada fija, caer al suelo, espasmos musculares repentinos y breves, movimientos repetitivos como parpadeo, jalarse la ropa o chasquidos con los labios. De igual manera ocurren síntomas temporales, como pérdida del conocimiento o la conciencia, y alteraciones del movimiento, de los sentidos (incluyendo visión, audición y gusto), estado de ánimo u otras funciones cognitivas

Enfatizando que es una enfermedad compleja que requiere un tratamiento por parte de especialistas de varias disciplinas así como también exámenes especiales para el diagnóstico, ya que las causas pueden ser divididas en las siguientes categorías: estructurales, genéticas, infeccionas, metabólicas, inmunológicas y desconocidas, de las cuales cabe señalar: 

  • Daño cerebral por lesiones prenatales o perinatales.
  • Malformaciones congénitas o alteraciones genéticas con malformaciones cerebrales asociadas. 
  • Traumatismos craneoencefálicos graves. 
  • Accidentes cerebrovasculares que limitan la llegada del oxígeno al cerebro. 
  • Infecciones cerebrales como las meningitis y encefalitis o la neurocisticercosis.
  • Tumores cerebrales. 

En relación con lo anterior, se puede estimar que el 25% de los casos son prevenibles evitando traumatismos craneales, una atención perinatal adecuada, el uso de medicamentos para disminuir la fiebre en niños, y con la disminución de factores que desencadenen accidentes cerebrovasculares a través del correcto control de enfermedades crónicas no transmisibles (diabetes, hipertensión arterial). 

El tratamiento del paciente debe ser integral para lo cual es necesario la participación de un grupo multidisciplinario (Neurólogos, Psicólogos, Psiquiatras, Trabajadora Social, entre otros), brindándole el apoyo necesario para que realice sus actividades cotidianas sin problema. 

Desde el punto de vista médico se puede iniciar un tratamiento farmacológico al momento de establecer el diagnóstico específico de cada paciente. Actualmente han surgido una serie de antiepilépticos que intentan incrementar la eficacia del tratamiento y reducir los efectos secundarios, los más utilizados son: Fenobarbital, Ácido Valproico y Lamotrigina.  Se debe recalcar que durante el tratamiento se debe evitar: el consumo de alcohol,  dormir poco, las lucer brillantes y parpadeantes ya que pueden precipitar crisis convulsivas, el tratamiento debe ser prescrito por el médico según el cuadro del paciente. 

En algunos tipos de Epilepsia especialmente en niños, se recomienda realizar una dieta cetogénica la cual es bastante útil. Esta dieta tiene el fin de sustituir los hidratos de carbono (azúcares) de la dieta por lípidos (grasas), por lo tanto los lípidos se convierten en el principal aporte energético, imitando una situación de ayuno. Con ello se metabolizan los ácidos grasos en vez de los hidratos de carbono, lo que provoca un estado de cetosis. Y es indispensable que el cumplimiento o al menos el principio de esta dieta debe realizarse en centros especializados y bajo supervisión estricta de nutricionistas, ya que no son infrecuentes los efectos secundarios, de igual manera es costosa y compleja debido a la dificultad que conlleva retirar los hidratos de carbono de la alimentación de los pacientes.  

Bibliografía

1.López F, Villanueva V, Falip M. Manual de Práctica Clínica en Epilepsia. Madrid:; 2019.
2.Vergara J, et. al.. Tratamiento del estado epiléptico, consenso de expertos. Asociación Colombiana de Neurología, Comité de Epilepsia. Acta Neurol Colomb. 2019; 35(2): p. 74-88.
3.Fisher R, et.al.. Clasificación operacional de los tipos de crisis por la Liga Internacional contra la Epilepsia: Documento – Posición de la Comisión para Clasificación y Terminología de la ILAE. ILAE. 2017; 58(4).
4.Organización Mundial de la Salud. Epilepsia. OMS. 2019.
5.Aparicio V. Informe sobre la epilepsia en Latinoamérica. OPS/OMS. 2008.
6.Díaz E, et.al. Afrontando la epilepsia. ; 2014. Report No.: 978-84-15905-26-4.
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