Genesis Yasmin Zacarias Castro
Nutricionista

La época del verano está caracterizada por el cambio de estilo de vida y de alimentación. Esto se debe a la presencia de elevadas temperaturas y por el alargamiento de los días. Se asocia a diversión, paseos, deportes al aire libre para gozar del sol, y disfrutar de un día caluroso, ya que las personas comúnmente salen de vacaciones. Cada época del año se puede asociar a distintas patologías, y el verano no es la excepción, pues se presentan diversas enfermedades como: otitis, deshidratación, quemaduras por el sol, Infecciones fúngicas, entre otras.  

El calor puede afectar a todas las personas, sin embargo existen grupos vulnerables que pueden ser directamente afectados: 

  • Mayores de 65 años y menores de 5 años, sobre todo lactantes.
  • Personas con mucho peso, enfermas o que toman algunos medicamentos. 
  • Personas que realizan una actividad que requiera mucho esfuerzo físico.

Consejos para prevenir las enfermedades de verano

Otitis es una infección o inflamación del oído, se presenta en las partes internas o externas del oído. Aumenta durante el verano por el contacto frecuente al agua, en cuanto a su prevención se recomienda secar bien los oídos después de haber estado en contacto con el agua, evitar introducir objetos o tocarse con las manos mal higienizadas. Durante esta inflamación pueden ser utilizadas gotas óticas con formula de dexametasona y neomicina las cuales deben ser prescritas por un médico.   

La quemadura solar es una reacción aguda provocada por la luz en la piel normal, también se conoce como dermatitis solar, la cual es producida por la radiación UVB e inicia tras la exposición del sol después de 4 a 6 horas sin protección. De igual manera la radiación es responsable de la disminución del sistema inmunitario de la piel, que se vuelve más susceptible a presentar agentes patógenos como el virus del herpes. Esta afección puede ser evitada tras el uso constante de un producto de factor de protección FPS 50+, sin olvidar el uso de gorro, gafas de sol, y una indumentaria fresca que cubra las zonas sensibles recordando que las horas máximas de insolación son las que desde las 12:00 a las 16:00 horas. 

La deshidratación es una afección que ocurre cuando existe un desequilibrio de la ingesta de agua y también por falta de sales minerales en el plasma sanguíneo, durante el verano las altas temperaturas actúan como un factor agravante, sin embargo toda persona puede evitar padecer esta enfermedad, al consumir por lo menos dos litros de agua al día, poder humedecer las muñecas o la nuca y el consumo de frutas y verduras en cada tiempo de comida. 

Picaduras de insectos, en verano hay más insectos por ende una alta probabilidad que se sufran picaduras que puedan provocar inflamaciones, la forma más sencilla de evitarlo es usar repelentes de insectos en todo momento. No obstante cuando se ha sufrido de alguna picadura se debe de realizar un lavado de la piel, extracción del aguijón si fuese necesario, de igual manera la utilización para evitar las infecciones se puede utilizar Cloruro de Benzalconio y Lidocaína HCI en spay prescrito por un médico.

Las Infecciones fúngicas se producen mayormente por hongos que se encuentran presentes en lugares húmedos y cálidos, como la piscina o duchas comunes. Suelen aparecer en las uñas, planta del pie y entre los dedos. Para evitar el contagio es recomendable que se utilice calzado y toalla, secar bien los pies y el calzado debe favorecer la transpiración. Es importante mencionar que el tratamiento tópico principal para tratar esta afección se basa en la fórmula de Betametasona, Clotrimazol y Gentamicina el cual es un compuesto eficaz para la infecciones fúngicas e infecciones de la piel. 

En base a lo anterior es indispensable mencionar que durante el verano la piel se daña por las distintas afecciones que puede padecer por lo que, el uso de urea en crema tópica constituye uno de los humectantes naturales más efectivos y su presencia se considera primordial para mantener el balance de humedad y flexibilidad de la piel.  Por lo tanto la urea aumenta la hidratación tanto en pieles sanas como en pieles dañadas, la cual debe ser aplicada regularmente sobre la piel aumentando así considerablemente la hidratación y la suavidad de la zona tratada, evidenciando una reducción de la descamación y mejorando la función barrera de la piel con disminución de la susceptibilidad a los agentes irritantes. 

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