Genesis Yasmin Zacarias Castro
Nutricionista

El ejercicio físico o actividad física son vistas como el principal aliado para la promoción de la salud, previniendo y protegiendo al organismo de diversas enfermedades, pues el envejecimiento se asocia con una reducción de las funciones físicas y cognitivas del cuerpo humano, lo que también implica la probabilidad de aparición de enfermedades relacionadas con la edad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existe una tendencia de crecimiento constante en la población de adultos mayores en el próximo año, además, anunció que la inactividad física es el cuarto riesgo mundial más grave para la salud asociado con la mortalidad después de la presión arterial alta, el consumo de tabaco y la glucemia alta.

Aunado con la pérdida de músculo esquelético el cual es uno de los cambios físicos más graves que experimentan las personas mayores, ya que aproximadamente el 75% de las personas mayores de 65 años no realizan la actividad física mínima requerida para mantenerse saludable.

Con base a lo anterior, está bien establecido que la práctica de ejercicio físico es fundamental para el bienestar de la población adulta mayor, por lo tanto, la actividad física se asocia con los siguientes beneficios:

• Aumenta el sistema inmunológico en todas las poblaciones, ya que atenúa los trastornos inmunitarios relacionados con la edad, en particular evita la remodelación de las células no saludables, reduciendo el riesgo de infecciones y al control las células inmunitarias.
• Los niveles más altos de presión arterial durante la actividad física inducen mejoras en el metabolismo y el sistema cardiovascular en los individuos.
• La actividad física adecuada se asocia a una disminución en el desarrollo de enfermedades como la depresión, el cáncer y la diabetes mellitus tipo 2.
• Disminuye el factor de riesgo vital para el tromboembolismo venoso.
• Promueve la mejora del funcionamiento de la coagulación, homeostasis fibrinolítica y efectos protectores frente al estrés celular.
• Aumenta el acondicionamiento cardiorrespiratorio.
• Mejora el funcionamiento cognitivo de las personas mayores.
• Disminuye el riesgo de las caídas contrarrestando la capacidad de equilibrio.
• Ayuda a estabilizar y mejora la función cognitiva, ya que aumenta la autonomía de las actividades cotidianas.

Por tanto, la American College of Sports Medicine recomienda una actividad física mayor a 30 minutos de actividad moderada en al menos 5 días a la semana o 150 a 300 minutos por semana, no obstante, las personas mayores no logran alcanzar los 30 minutos de actividad física ya que puede ser agotador por lo que se sugiere dividir el tiempo a lo largo del día.

En teoría, el ejercicio debería ayudar a revertir los efectos adversos del envejecimiento sobre el sistema inmunitario, aumentando la producción de hormonas endocrinas que pueden contribuir a una menor acumulación de células inmunitarias autorreactivas, mejorando la muerte celular programada, es indispensable mencionar que la nutrición del adulto mayor debe monitorearse ya que durante esta etapa la ingesta disminuye por lo que debe asegurarse las recomendaciones diarias de micronutriente a través de multivitamínicos en jarabe para la adecuada adherencia.

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