Genesis Yasmin Zacarias Castro
Nutricionista

El Insomnio es un fenómeno multifactorial que puede tornarse en un círculo vicioso. Consiste en la dificultad para conciliar el sueño, mantenerlo o ambas produciendo falta de descanso.  Los efectos de no descansar adecuadamente se manifiestan de manera escalonada, desde ronquidos, sonambulismo y falta de concentración. Posterior se presentan alteraciones emocionales y hasta trastornos metabólicos que derivan a enfermedades de mayor cuidado.

Por otra parte, el sueño es uno de los procesos fisiológicos más importante para mantener la homeostasis del organismo ya que ocupa la tercera parte de la vida del ser humano, así también, es un regulador indispensable del sistema inmune pues durante el sueño se llevan a cabo las funciones necesarias para mantener el equilibrio. Por tal razón la reducción del sueño o insomnio se manifiesta a través de efectos adversos que alteran el metabolismo y conducen a un incremento en la secreción de la proteína C reactiva, interleucina y factor de necrosis tumoral. Las cuales son clave en la cascada de señalización inflamatoria, de este modo, el insomnio puede contribuir a desarrollar enfermedades inflamatorias crónicas, de la misma manera el sueño puede modificar la función del sistema inmunológico y sistema nervioso simpático.

Cabe resaltar, que durante el sueño la conciencia, la respuesta a estímulos y la tasa metabólica se reducen, ya que numerosas actividades disminuyen, del mismo modo, el sistema inmune y la memoria se consolida es así como el sueño restablece la energía, eliminación de radicales libres, regulación endocrina y de la actividad eléctrica cortical. Por lo tanto, un sueño reparador debe comprender entre siete a nueve horas ya que el sueño se conforma de dos tipos: El REM o ligero en donde los ojos se encuentran en movimiento es aquí en donde se sueña o se presentan las pesadillas, por el contrario, el NO REM es más profundo por lo cual se segreguen más hormonas, el corazón late más despacio y las ondas cerebrales son más lentas.

Es así como la reducción del sueño de cuatro a cinco horas produce también efectos negativos como daño neurocognitivo. De igual forma aumenta el riesgo de aterosclerosis y enfermedades del corazón, resistencia a la insulina, obesidad, enfermedades cardiometabólicas. Se ha demostrado que la alimentación y nutrición puede tener un papel importante en la prevención y el tratamiento de los trastornos del sueño, lo cual sería una intervención de bajo costo y fácil de implementar. Asimismo, se ha identificado que la relación entre el triptófano y el aporte de melatonina ayudan con la inducción y la calidad del sueño. Esta última se produce durante la fase de oscuridad, regula ritmos circadianos y tiene propiedades antioxidantes e inmunorreguladoras. Muchas veces, la falta de sueño puede requerir ayuda farmacológica como la Melatonina que puede inducir la función básica del sueño de forma natural, pues como se mencionó antes es una hormona que actúa como regulador de los ritmos biológicos.

Bibliografía

1.Rico M, Vega G. Sueño y sistema inmune. Rev. alerg. Méx. 2018; 65(2).
2.Escalante E. Insomnio, trastorno que debilita nuestro sistema inmunológico. IBERO. 2020.
3.Hernando O, Hernando V, Requejo A. Impacto de la alimentación en la lucha contra el insomnio. Nutr. Hosp. 2020; 37(2).
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